
Mangala Sloka
Partha Sarathi Roopena Sravayitva Subham Giram Parthasyartiharo Devah Krupammortih Sa patu nah
Que proteja a todos los seres el Dios Supremo, quien tomando forma humana se apareció a Arjuna en forma de conductor del carruaje para eliminar su inquietud con la enseñanza que le condujera a la liberación espiritual.
Uno (2:1)
Así habló Krishna —el vencedor de Madhu—, al desconsolado Arjuna, desbordado por la autocompasión y sentado con llorosos ojos.
Para comprender esta primera estrofa escogida por Ramana Maharshi (y que abre el capítulo 2 de la Gita) hay que recordar que el capítulo 1 termina con Arjuna sentado en su carro de guerra, abrumado en el campo de batalla ante la perspectiva de tener que luchar contra sus familiares y preceptores en el otro bando (los Kurus o Kauravas) y sin saber si luchar o no contra ellos.
Apunta Swami Shantananda en su exposición que es importante recordar que en sánscrito el primer capítulo se llama Vishada Yoga, es decir el yoga, el camino, para unirse a Dios a través del sufrimiento. Solía decir Sri Ramana: «En muchas ocasiones el desasosiego conduce a los hombres hacia Dios» (Diálogos con Sri Ramana Maharshi, n. 43).
Dos (13:2)
¡Oh, Arjuna, hijo de Kunti! A este cuerpo lo llaman Kshetra (campo); al conocedor del cuerpo los sabios lo llaman Kshetrajna.
La persona es un campo. Lo que siembra en ese campo (buenas acciones o bien acciones que dañan a otros), es lo que la persona cosecha.
Por otro lado, quisiera aludir al hecho que numerosos comentaristas hindúes del Mahabarata (desde Aurobindo hasta el mismo Gandhi) han señalado la doble referencialidad de la epopeya: (a) la guerra entre Pandavas y Kauravas; y al mismo tiempo, (b) la lucha en el interior del ser humano. Y Kurushetra, el campo del combate final, es asimismo el campo de batalla en el interior de todos nosotros. Esta estrofa continúa y se aclara con la siguiente.
Tres (13:3)
Sabe también, ¡Oh, Barata! que Soy el Conocedor del Campo en todos los Campos; el conocimiento a la par del Campo y del Conocedor es la verdadera iluminación y sabiduría.
Llegar a conocer al Yo como el Ser Supremo, eterno e infinito, que mora en el corazón de todo ser, de todo hombre y mujer, es la realización de la Verdad. Krishna, Dios, es el Kshetrajna, y a su vez, idéntico al Yo.
Cuatro (10:20)
¡Oh, Gudakesa!, Yo soy el Ser que reside en el Corazón de todo ser viviente; Soy el inicio, el intermedio y el fin de todo ser.
Según Bhagavan Sri Ramana, esta es la quintaesencia de la Bhagavad Gita, la estrofa más importante y que de alguna forma lo resume.
Dice Sri Ramana Maharshi (Diálogos n. 591): «El Ser puro es la Realidad última. El Ser puro no puede ser otra cosa que Consciencia. No podrías de otro modo decir que existes. Por tanto, la Consciencia es la Realidad. Hablamos de upadhis (sobreimposición o limitación) de la consciencia, hablamos de la consciencia del yo, consciencia humana, animal, etc. Pero indudablemente el factor que las subyace es la Consciencia».
Cinco (2:27)
De quien ha nacido, su muerte es cierta, como cierta es la reencarnación del que muere; por tanto, ¡oh, Arjuna! no te apenes por aquello que es inevitable.
Dice Sri Ramana Maharshi (Diálogos n. 80): «Si un hombre o una mujer considera que ha nacido, no puede evitar el miedo a la muerte. Que averigüe primero si ha nacido o si el Yo realmente puede nacer. Descubrirá así que el Yo existe siempre, que el cuerpo que ha nacido se subsume en su mente y que el emerger de los pensamientos es la raíz de todos los males».
Seis (2:20)
Él (el Atman) jamás nace ni fenece; no habiendo surgido, no puede así cesar de ser. Él es innacido, sempiterno y desde antiguo. Incluso si el cuerpo es muerto, Él permanece indemne.
Dice Ramana (Diálogos n. 203): «Por lo tanto, no existe nacimiento ni muerte. El despertar cada día es el nacimiento y el dormir es la muerte ¿Y qué si alguien muere? Se libra así de las ataduras. El duelo por el muerto es la cadena que la mente forja para enlazarse al fallecido. No habrá pena si dejamos de lado este enfoque físico y la persona existe como Yo (la consciencia). El duelo por los seres queridos no es una buena señal de verdadero amor. Deja traslucir amor por los objetos y las formas. Eso no es amor. El verdadero amor se muestra en la certeza que el objeto que amamos está en el Yo y que jamás puede dejar de ser y desaparecer».
Siete (2:24)
Él no puede ser hendido por un arma ni quemado por el fuego; ni puede disolverse, ni el aire puede desecarlo. Es eterno, su presencia todo lo impregna, es estable e inmóvil y es por siempre y para siempre.
Ocho (2:17)
Debes saber que solo Eso es imperecedero pues impregna la totalidad del universo; Eso que es indestructible e inmutable nadie puede destruirlo.
Nueve (2:16)
Lo irreal (asat) no puede existir mientras que lo Real nunca deja de ser; la realidad de ambos (sat/asat) fue percibida por los videntes de la Verdad última (rishis).
Algunas estrofas del Mahabarata y de la Gita son deliberadamente ambiguas y a veces parecen adivinanzas. Cuenta la tradición hindú que en la mítica creación del Mahabarata hubo un reto entre Vyasa (su creador) y el dios Ganesa (que debía copiar el texto) y que de vez en cuando Vyasa dejaba caer acertijos y adivinanzas para así despistar a Ganesa de su tarea.
Sri Ramana Maharshi, deseando aclarar la duda a un discípulo entre el ser y lo irreal, dijo (Diálogos n. 13 y 203): «Imagina una película. Tú eres la pantalla de cine. El Yo (Atman) ha creado el ego, el ego genera pensamientos que aparecen como el mundo, árboles, plantas (como lo que se proyecta en la película). Tú me preguntas acerca de la realidad de esto. En realidad, todo eso no es otra cosa que el Yo y si lo percibes te darás cuenta que lo es todo, siempre y en todo lugar».
Diez (13:33)
Así como el éter (el espacio) que todo lo impregna jamás es contaminado ya que es tan sutil, así también el Yo que vivifica todo el cuerpo nunca es afectado o contaminado por él.
En este contexto, Swami Shatananda cita una historia del Srimad Bhagavatam (otra importante obra de la tradición espiritual hindú). El sabio Jadabharata era una persona realizada que por circunstancias estaba al servicio del rey Rahugana. Un día al sabio le tocó ser uno de los porteadores del palanquín real. El rey le echó la bronca por no hacerlo bien y entonces Jadabharata le contestó: «La delgadez, la gordura, las enfermedades, las preocupaciones, el hambre, la sed, el miedo, las peleas, el deseo, la decrepitud, el hambre y el sueño, todas ellas afectan a quien considera que su cuerpo es el Yo (Atman) y que nació con su cuerpo. A mí no me afectan ya que permanezco en el Yo y no poseo el sentimiento de ser un cuerpo».
También Ramana Maharshi se refirió a ello (Diálogos n. 244): «El espíritu permanece siempre incontaminado. Es el sustrato en la base de los tres estados (vigilia, fase de sueño onírico y sueño profundo). El despertar (la vigilia) pasa y Yo permanezco; la fase de sueño onírico pasa y Yo permanezco; el sueño profundo pasa y Yo soy. Las fases se repiten pero el Yo permanece. Son como los fotogramas moviéndose sobre la pantalla de cine. Las imágenes no afectan a la pantalla».
Once (15:6)
Ni el sol, ni la luna, ni el fuego pueden iluminar Eso (puesto que es auto-luminoso); Ese estado es Mi morada final de donde las personas que la alcanzan no retornan al mundo.
Dice Sri Ramana Maharshi a este respecto (Diálogos n. 181): «¿Qué es el nacimiento? El nacer es el nacimiento del ego. Una vez que nacemos debemos llegar a algún lado. Pero si llegas, debes también regresar. Por tanto, olvidaos de toda palabrería. Sé quien Eres en realidad. Percibe quien eres y permanece en el Yo, libre de nacimiento, del movimiento y de idas y venidas».
Doce (8:21)
Lo que es inmanifestado es también imperecedero; esa es Mi Morada y a Eso lo llaman el Estado Supremo, del que una vez alcanzado no se regresa al mundo.
Trece (15:5)
[Los seres realizados...] sin orgullo, ni engaños, habiendo vencido la tacha del apego, siempre asentados en el Yo, abandonado todo deseo y liberados de la dualidad de placer y dolor, esos alcanzan con certeza Mi Inmutable Morada.
Escuchemos a Sri Ramana (Diálogos n. 28): «Si abandonas "yo" y "mío", todos los males se van de un plumazo. Hasta la más pequeña semilla de egoísmo y posesión desaparece. Así el mal se corta por lo sano. El desapego (vairagya) debe ser muy fuerte para poder hacerlo».
Sobre los pares de opuestos (lo que me gusta y lo que no, placer y dolor) dice Sri Ramana Maharshi (Diálogos n. 244): «El placer consiste en afinar la mente y conducirla al interior; el dolor es enviarla al exterior. Solo existe el placer en realidad. La ausencia de placer la llamamos pena y dolor. La naturaleza propia es Ananda, gozo».
Catorce (16:23)
Quien desecha las instrucciones de las escrituras y actúa bajo la influencia de sus deseos, no conseguirá ni las metas terrenales, ni la perfección, ni la felicidad, ni la realización.
Quince (13:28)*
Quien percibe al Dios supremo residiendo en todos los seres por igual y que Él no perece cuando los otros mueren, únicamente ese ve la Realidad.
Este es el mensaje de Sri Ramana Maharshi (Diálogos, n. 450): «El ignorante piensa por razón de su ignorancia que ve el universo en formas diversas. Pero si contemplara su Yo, entonces no se da cuenta de su separación del universo. Shiva (Dios) se ve como el cosmos. Pero el que ve no percibe el fondo, lo que está detrás. Es igual que el hombre que ve la ropa pero no el tejido de algodón de la que está hecha; o también como el hombre que lee las letras del escrito pero no ve el papel en las que están escritas. Todos los objetos son en realidad Consciencia y formas. La persona normal ve los objetos en el universo pero no a Shiva en las formas. [...] Dicho de otro modo, Shiva (Dios) es el fondo que subyace detrás de tanto el sujeto como el objeto».
Dieciséis (11:54)
¡Oh, Arjuna, tormento de tus enemigos! Solamente a través de la devoción dirigida a Mí, el Señor, puedo ser conocido y vislumbrado y se puede entrar en mi esencia.
Sri Ramana Maharshi afirmó en numerosas ocasiones que no hay diferencia entre bhakti (devoción) y jnana (conocimiento): «Bhakti es jnana. Cuando la mente se desvanece a los pies de Shiva es la devoción». (Diálogos n. 428)
Bhagavan también definió bhakti como rendición o entrega: «Deja todo en manos de Dios. Él llevará la carga. Así ya no tendrás más preocupaciones. Ahora todos tus pesares son Suyos. Esa es la entrega. Esto es bhakti». (Diálogos n. 450)
Y todavía va más allá: bhakti es mukti (la liberación o la realización): «Bhakti y mukti no se diferencian en nada. Bhakti es vivir en el Yo. Siempre se es el Yo pero cada persona llega a la realización a través de los medios que adopte. ¿Qué es bhakti? Pensar en Dios. Eso significa que ese pensamiento prepondera y excluye el resto de pensamientos. La ausencia de pensamientos es bhakti y a la vez eso es Mukti». (Diálogos n. 650)
Diecisiete (17:3)
¡Oh, Barata! La fe de cada ser humano viene dada según su carácter y su disposición mental. La fe constituye al hombre. En el modo en que el hombre y la mujer tienen fe, así son ellos.
Bhagavan Sri Ramana Maharshi dijo de modo muy simple esta verdad (Diálogos n. 381): «Fe (sraddha), la Gracia de Dios, la Luz y el Espíritu son todos sinónimos del Yo (Atman) ».
Dieciocho (4:39)
Quien posee una fe acendrada y a través de esa fe controla sus sentidos, logra alcanzar el Conocimiento y tras él pronto alcanza la Paz Suprema (la liberación).
Cuando hablamos de Conocimiento (jnana) no hablamos ni del conocimiento mundano ni del conocimiento que proporcionan los libros. Sri Ramana dice al respecto (Diálogos n. 68): «Este conocimiento que nos conduce a la Realización difiere del conocimiento mundano ordinario en el que existe un sujeto y un objeto. Es el Conocimiento absoluto».
Diecinueve (10:10)
A aquellos que están asentados en la contemplación del Yo y que me veneran con devoción, Yo (el Ser Supremo) les concedo Buddhi yoga, la percepción de la Realidad última y a través de ella llegan a Mí.
Satata yuktanam o Satata Smaranam es el constante recuerdo y pensamiento en Dios, en cualquier momento del día, se esté haciendo lo que sea que fuere durante la jornada.
También, siguiendo a Swami Shantanda en su edición, hay que aclarar que buddhi yoga no tiene que ver con el intelecto, no es una comprensión puramente mental. Adi Shankara en su Bhagavadgita Bashya lo interpreta como la correcta percepción de la Realidad.
La estrofa siguiente lo completa.
Veinte (10:11)
A los que permanecen en su Yo y en su Corazón, por la compasión que siento hacia ellos y ellas, Yo destruyo con la Luz resplandeciente del Conocimiento toda oscuridad nacida de su ignorancia.
Escuchemos a Sri Ramana (Diálogos n. 29): «La Gracia divina es esencial para la autorrealización. Ella nos conduce a la realización de la divinidad».
Y en otro lugar de "Diálogos" Bhagavan se refiere a la importancia del Corazón, pero no el órgano físico: «Decimos que Dios está en el corazón para ayudar al hombre sumido en la ignorancia. Pero Todo es el Yo. No hay nada fuera de eso. De modo que deberíamos decir que el corazón es el cuerpo entero. Para ayudar a los devotos que practican (abhyasi) hay que señalar un lugar determinado en el universo o en el cuerpo. Así que indicamos el corazón como el lugar donde se asienta el Yo, pero en realidad está en todas partes. Somos todo lo que existe y no hay nada más». (Diálogos n. 29)
Veintiuno (5:16)
En verdad, a quienes el Conocimiento del Yo ha destruido su ignorancia, dicho discernimiento les revela la Verdad Suprema, tal como el astro rey revela e ilumina los objetos.
Respecto al conocimiento y la ignorancia Ramana Maharshi dijo categóricamente (Diálogos n. 396): «Pensar "yo soy el cuerpo" es ignorancia; que el cuerpo no está separado del Yo es el Conocimiento. Esa es la diferencia entre ellos».
Veintidós (3:42)
Se dice que los cinco sentidos son más sofisticados que el cuerpo físico; y se dice que la mente es más elevada que los sentidos y que el intelecto es aún superior pero más elevado todavía es el Yo (Atman).
Respecto al intelecto dice Ramana: «El intelecto (la mente) es un instrumento del Yo (Atman). El Yo utiliza al intelecto para medir la variedad. El intelecto ni es el Yo, ni está separado de Él. Solo el Yo es eterno. El intelecto (la mente) es un fenómeno parcial». (Diálogos n. 112)
«¿Por qué se desarrolló la mente, el intelecto? Sirve un propósito. Esa finalidad es que nos debe mostrar el camino a la realización del Yo. Debe ser parte de esa utilización». (Diálogos n. 644)
Veintitrés (3:43)
Sabiendo así que el Yo es superior al intelecto, asentando tu yo a través del Yo, ¡Oh, Arjuna de poderosos brazos! Elimina a tu enemigo en forma de deseo casi invencible.
Acerca del deseo, nos dice Sri Ramana Maharshi (Diálogos n. 575): «Los deseos en forma de deseo sexual, cólera, etc. nos apenan. ¿Por qué? A causa de la arrogancia del yo. Este engaño proviene de la ignorancia. Cuando el ego no surge, desaparece la cadena de percances a que da lugar. Por tanto, evita la aparición del ego. Esto se puede realizar permaneciendo en tu naturaleza original; entonces, se gana la batalla al deseo carnal, la cólera, etc. »
Veinticuatro (4:37)
¡Oh, Arjuna! Así como el ardiente fuego reduce a cenizas la madera, de igual modo, el fuego del Conocimiento reduce las acciones a cenizas.
Es decir, desaparece el autor de las acciones. Por eso solía decir Sri Ramana Maharshi que «un jnani no tiene karma».
Veinticinco (4:19)
La persona cuyas actividades se realizan sin motivación o deseo, cuyas acciones se han quemado en el fuego del conocimiento, a esa persona se denomina "sabio" (budha).
Sri Ramana lo deja bien claro (Diálogos n. 20): «El trabajo llevado a cabo con apego es una atadura, mientras que el trabajo realizado con desapego nunca afecta a quien lo lleva a cabo. Esa persona, incluso inmerso en el trabajo, permanece en soledad».
Veintiséis (5:26)
Alrededor de los Sabios ascetas libres de deseo y enojo, que a su vez han subyugado su mente y han realizado el Yo, el estado Supremo, la beatífica Paz de Brahmán se irradia por doquier.
Cuando un devoto preguntó a Sri Ramana Maharshi si debía librarse del deseo carnal y del enfado, Bhagavan le respondió: «Elimina y olvida los pensamientos. No necesitas abandonar nada más. Tu Yo debe estar ahí para darse cuenta. Siempre está. Es el Yo, el Atman. El Yo está siempre consciente». (Diálogos n. 41)
Veintisiete (6.25)
Paso a paso se debe conducir la mente a la paz y la tranquilidad, utilizando el juicio de modo equilibrado, con la mente asentada en el Yo-Atman, sin pensamiento ninguno.
Escuchemos a Sri Ramana (Diálogos n. 294): «Cuando los pensamientos cruzan la mente y se realiza un esfuerzo para eliminarlos, a ese esfuerzo lo solemos llamar "meditación". Sin embargo, Atmanishta (permanecer establecido en Atman) es tu verdadera naturaleza. Sé como eres en realidad. Permanece como eres. Ese es el propósito final».
Continúa en la siguiente estrofa.
Veintiocho (6.26)
De allí a donde la mente vague, ya que es inestable y cambiante por naturaleza, debes retirarla hacia tu interior y conducirla bajo el influjo de Atman únicamente.
Sri Ramana Maharshi se refirió directamente a esta estrofa: «Se dice en la Bhagavad Gita que la naturaleza de la mente es vagar. Así que debes conducir tus pensamientos hacia Dios y sobre Dios. Con la práctica la mente se controla y se calma. El deambular de la mente es una flaqueza derivada de la disipación de la energía mental en forma de pensamientos. Cuando logramos que la mente se adhiera a un pensamiento, se conserva energía y la mente se hace más potente». Diálogos n. 91)
Y también en otro lugar, dijo (Diálogos n. 287): «Vairagya es la ausencia de pensamientos dispersos. Abhyasa es la concentración en un único pensamiento. Ambas son, respectivamente, el aspecto positivo y negativo de la meditación».
Veintinueve (5:28)
Habiendo subyugado los sentidos, la mente y el intelecto, el santo que busca ardientemente la emancipación (moksha) sin deseos, ni temores ni enojos, permanece siempre asentado en la Liberación.
Sri Ramana Maharshi (Diálogos n. 523): «¿Cómo se forman las pasiones? Su impulso es el deseo de felicidad o de gozar de los diversos placeres. ¿De dónde surge el deseo de felicidad? Es porque tu propia naturaleza es Felicidad y es natural que desees regresar a lo que es tuyo. Esa felicidad no se encuentra en ningún lado que no sea el Yo (Atman). No la busquéis en otro lugar. Pero buscad el Yo y permaneced en Él».
Treinta (6:29)
Aquél cuya mente está controlada ya que sigue el camino del yoga y considera todo y a todos con imparcialidad, ese percibe el Yo en todos los seres y a todos los seres como parte del Yo.
En dos palabras: comprende que no existe nada aparte de su Yo-Atman y ve que su propio Yo reside en todos los seres. O en palabras de Sri Ramana: «El Atman es lo único que existe; sólo el Atman tiene existencia».
Treinta y uno (9:22)
Es Mi labor asegurar y proteger el bienestar de aquellos que de manera firme y enfocada meditan en Mí, y que permanecen así compenetrados y unidos a Mí.
Me parece muy apropiado el comentario que hace Swami Shantanandi Puri cuando indica que la sadhana (trabajo espiritual) más elevada es la completa rendición ante Dios.
Si nos rendimos por completo, incluyendo nuestra mente, todas nuestras necesidades en esta vida nos serán proporcionadas por la divinidad.
Y, por supuesto, esto vale para todas las religiones.
Treinta y dos (7:17)
Entre todos los bhaktas (devotos), el jnani, que está siempre en unión conmigo y cuya devoción se centra en la Unidad, es el más excelente; por ello el jnani me es especialmente querido y Yo lo soy para él.
Hablamos del jnani como una categoría, pero en ese contexto es esencial la aclaración de Sri Ramana (Diálogos n. 499): «En realidad no existe jnana (la sabiduría) como la gente lo entiende. Las ideas habituales acerca de jnana y ajnana (la sabiduría y la ignorancia) valen solo relativamente y son falsas. No son reales y, por tanto, no permanecen. El estado Real es el Yo sin dualidades. Es Eterno y siempre permanece, nos demos cuenta o no».
Treinta y tres (7:19)
Al final de innumerables vidas, el jnani se encuentra Conmigo al comprender que todo es Dios (Vasudeva); ese espíritu tan elevado es muy difícil de hallar.
Sri Ramana Maharshi (Diálogos n. 106): «Un jnani no encuentra nada ni nadie separado del Yo. Todo y todos están en el Yo. Es equivocado imaginar que existe el mundo, que hay un cuerpo en el interior del mundo y que la persona habita ese cuerpo. Si se alcanza la Verdad se dará usted cuenta que el universo y lo que está más allá es solo el Yo».
Treinta y cuatro (2:55)
Así habló el Dios Krishna:
¡Oh, Parta! Cuando se desechan todos los deseos que residen en la mente y ese ser se halla satisfecho en su Yo, deleitándose en el gozo del Yo, a ese lo llamo persona de firme Sabiduría.
Acerca de los deseos, dice Sri Ramana (Diálogos n. 495): «Cuanto más satisfacemos nuestros deseos, tanto más profundos crecen los/las samskaras. En vez de reforzarlas deben debilitarse para que al final dejen de afirmar su influencia».
Treinta y cinco (2:71)
Habiéndose desprendido de todo deseo, yendo por la vida sin avidez, libre del sentimiento de "yo" y "mío", esa persona alcanza la Paz final que es asimismo la Liberación.
Swami Shantananda Puri, en su edición de este librito, comenta que esta estrofa de la Gita está relacionada con la misma idea tal como viene expresada en el Katho Upanishad: «Una vez que los deseos, que tienen su asiento en el corazón de la gente, nos abandonan, esa persona mortal se hace inmortal y se convierte en Brahman (el Ser Supremo) aquí y ahora».
Treinta y seis (12:15)
Ese/Esa que no perturba al mundo, y a quienes el mundo no perturba, a quienes la exultación, el temor y la agitación ya no afectan, esos son Mis predilectos.
Si alguien se siente reflejado o reflejada en esta clara descripción de la Gita, puede decirse que ha llegado al final de su camino y su búsqueda espiritual.
Treinta y siete (14:25)
Quien mantiene su armonía por igual en los honores y en el deshonor, tratando por igual a amigo y enemigo y ha abandonado toda acción, lo llamo la persona que ha trascendido las tres gunas.
Respecto a las tres gunas, dice Sri Ramana Maharshi (Diálogos n. 73): «En cuanto a ellas (las gunas), el ser impuro se da cuando la persona se ve dominada y abrumada por rajas y tamas; el ser intermedio se da cuando satva aparece momentáneamente. En el estadio suddha satva (el ser puro), satva ha dominado a rajas y tamas. Tras estos estadios, sólo existe el estado de haber trascendido las gunas».
Treinta y ocho (3:17)
Para quien se deleita en el Yo-Atman, sintiéndose gratificado en su Yo y se regocija en su Yo-Atman, esa persona no tiene deber que cumplir.
Siguiendo el Ashtavakra Gita, otro texto querido de Ramana Maharshi, la persona liberada en vida es como una hoja seca: ya no puede desecarse más, ni puede moverse a voluntad. Pero cuando el viento sopla, la mueve de acá para allá. Desde el exterior parece que la hoja se mueve por sí misma, pero no es cierto.
El sentido de esta estrofa continúa en la siguiente.
Treinta y nueve (3:18)
[La persona realizada, el jivanmukta...] realiza su trabajo y sus acciones sin propósito; cuando no realiza acciones, tampoco hay en ello designio alguno. No depende de nada ni nadie pues para él los seres no cumplen función alguna.
No se puede expresar con más claridad la absoluta libertad de un jivanmukta, liberado en vida.
Cuarenta (4:22)
Satisfecho-a con lo que el azar traiga, habiendo trascendido los pares de opuestos, libre de mala saña, equilibrado tanto en el éxito como en el fracaso, trabaja mas su hacer no le ata.
Swami Shantananda Puri apunta que esta estrofa está íntimamente ligada al sentido de la estrofa 24 de este Gitasarah.
Cuarenta y uno (18:61)
¡Oh, Arjuna! El Señor mora en el centro del corazón de todos los seres y por Su misterioso poder los hace moverse como si fuesen marionetas en un espectáculo de feria.
Sri Ramana Maharshi (Diálogos n. 210): «El hombre (y la mujer) deben su movimiento a otro Poder que no está en ellos y, sin embargo, ellos piensan que lo hacen todo ellos (tan ridículo como la historia del hombre lisiado que decía que si le ayudaban a levantarse el sólo lucharía contra el enemigo y los pondría a la fuga). Su ego debe su origen a un Poder Superior, del que depende su existencia. ¿Por qué parlotear "yo hago esto, yo actúo así, así es como yo funciono"?».
Cuarenta y dos (18:62)
Ríndete ante Él con todo tu ser, ¡oh, Barata! por medio de su Gracia alcanzarás la Eterna Morada que es la Paz Suprema.
Este es un comentario de Sri Ramana Maharshi respecto a "rendirse ante Dios": «Ríndete con todo tu ser. Tienes que hacer una de dos: o bien rendirte ante Dios ya que admites tu incapacidad de hacerlo y que necesitas un Poder elevado para ayudarte, o bien investiga en tu interior la causa de tu desdicha, vuelve hacia el origen y fúndete con tu Yo. En cualquiera de los dos casos te librarás de tus pesares. Dios nunca abandona a quien se ha entregado a Él». (Diálogos n. 363)
Y también en otro lugar: «Rendirse o entregarse a Dios consiste en abandonarse a sí mismo y a nuestras posesiones ante la Piedad de Dios. Entonces, ¿qué nos queda? Nada, ni uno mismo ni sus pertenencias. Ni el nacimiento ni la muerte nos causa terror. La causa del temor era el cuerpo, pero ya no nos pertenece. ¿Por qué iba a tener miedo ahora? ¿Dónde está la identidad del individuo de manera que este pueda padecer miedo?».
Y todavía en la siguiente cita, tan breve y tan certera: «La rendición o entrega (a Dios) es sinónimo de Gozo (Ananda) ».
Coda (escrita por Sri Ramana Maharshi)
Él (Krishna) que sentado en el carruaje de Arjuna le enseñó este evangelio y le liberó de su desazón, ¡Que Él, siendo la Gracia personificada, nos libre a todos nosotros!
Om Tat Sat.
Plegaria final (que aparece en la edición de Ramanasramam)
Así ha sido y brillado con su luz esta quintaesencia de la Gita que consiste en los versos seleccionados por Bhagavan Sri Ramana Maharshi.
Quien estudie con interés y devoción estas estrofas, cuarenta y dos en total, alcanzará fácilmente el conocimiento que la Gita nos imparte.
Que la Gracia de Sri Ramana Maharshi nos permita realizar la Paz y el Gozo del Yo trascendental.
OM