Yamas
No hagas daño a ningún ser ni a ti mism@
La no violencia (ahimsa) es considerada la más elevada de las virtudes yóguicas o dharmas. Es el primero de los yamas recogidos por Patánjali en los Yoga Sutras.
La violencia surge del miedo y la ignorancia. Tenemos miedo a perder nuestras posesiones, nuestros medios de vida, la posición social, a nuestros seres queridos… Lo que subyace bajo todos estos temores es el miedo a la muerte (abhinivesha). Cuando sentimos que algo o alguien nos amenaza, actuamos violentamente.
Pero este miedo surge a su vez de la ignorancia (avidya). Según la filosofía del Yoga, los seres humanos que todavía no han alcanzado la iluminación, ignoran cuál es la verdadera naturaleza de su Ser. Ignoran que no son este cuerpo y mente que habitan ahora sino que son la consciencia que no cambia y no se ve afectada por la muerte. Cuando una persona comprende esto, deja de temer a la enfermedad, la vejez, la decadencia o la muerte, pues sabe que esto solo afecta a su morada temporal, mientras que su esencia permanece siempre intacta.
La persona que ha comprendido la verdadera naturaleza de la realidad, entiende que forma parte de un Todo, y se ve a sí misma en todos los seres y a todos los seres en sí misma. Esto le lleva a adoptar una actitud de compasión y amor hacia todas las cosas que anula cualquier tipo de violencia.
Creo que en los momentos históricos que vivimos, es muy importante que erradiquemos la violencia de nuestros corazones para poder ser mensajer@s de paz en el mundo.
Sé veraz
El segundo de los yamas o normas que deben regir el comportamiento de los practicantes de yoga hacia el resto del mundo se llama satya, que se puede traducir como ‘veracidad’.
En mi opinión, no se trata de decir todo lo que es verdad, sino, más bien, de ser auténtic@, de no engañar a l@s demás ni a ti mism@.
¿Cómo puedes aplicar esta norma en tu día a día?
- En la esterilla, explora y acepta tus límites. No te dejes llevar por la ambición ni por el miedo o la pereza al practicar asanas. Acepta la verdad sobre lo que puedes y no puedes hacer. El tiempo de práctica puede ser el mejor momento para dejar caer todas tus máscaras y encontrarte contigo mism@ al desnudo, y esto puede constituir un reto.
- En la esterilla sé fiel a ti mism@, sé auténtic@ con los demás y contigo mism@.
No te apropies de lo que no te pertenece
El tercero de los yamas, o preceptos yóguicos que nos indica cómo comportarnos con los demás recibe el nombre sánscrito de asteya. Significa ‘no robar’, no apropiarse de lo que pertenece a otra persona. Obviamente, la mayoría no vamos por ahí robando carteras o atracando bancos, sin embargo, con frecuencia nos apropiamos indebidamente del tiempo, la energía o las ideas de otras personas. Por debajo de estas apropiaciones indebidas subyace una mentalidad de escasez, de necesidad, de pobreza. Tomamos cosas de otr@s porque pensamos que nos faltan: que nos falta dinero, cariño, atención, creatividad, etc.
Por el contrario, si nos asentamos en una mentalidad de abundancia y de confianza en nosotr@s mism@s, si llegamos a comprender que nuestro verdadero Ser es perfecto y completo, entonces, no necesitamos tomar nada de nadie porque todo lo que realmente necesitamos lo encontramos en nosotr@s mism@s.
El tesoro más valioso que podrás poseer jamás es comprender que todo lo que necesitas está ya dentro de ti.
Respeta la moderación en tus comportamientos
O sea, ¡no te pases! A esta norma se la conoce en Yoga como brahmacharya, que significa, literalmente, ‘celibato’. Sin embargo, es frecuente encontrar interpretaciones menos estrictas.
Por ejemplo, el maestro Ramaswami nos dice que brahmacharya para las personas casadas, supone el respeto al matrimonio, es decir, fidelidad. Lo mismo puede aplicarse a todas las relaciones de pareja, sean o no matrimoniales.
El maestro Iyengar interpreta este yama como la exigencia de moderación en todos nuestros comportamientos: en lo que hacemos, lo que decimos, lo que comemos, etc.
En mi opinión, se trata de no cometer excesos ni abusos, de llevar una vida equilibrada en todos los aspectos: físico, mental, emocional, y también en nuestras relaciones.
No olvidemos que el objetivo de este yama, como el de todos los demás, es evitar que el/la aspirante a yogui dilapiden su energía en algo distinto a su propia práctica de autoindagación. Y los excesos consumen mucha energía, desgastan mucho. Seguro que lo has notado: después de una comida demasiado abundante, de una noche sin dormir o incluso de una discusión acalorada, te encuentras agotad@, consumid@.
No codicies o acumules innecesariamente bienes materiales
¿Cuánto pesa tu maleta? ¿Cuántas de las cosas que posees son realmente imprescindibles para tu supervivencia?
El quinto yama recibe el nombre sánscrito de aparigraha. Se suele traducir como el desapego hacia los bienes materiales. Literalmente, significa no agarrarse a los bienes materiales, no codiciarlos o acumularlos innecesariamente. No se trata de no poseer bienes sino de que estos no te posean a ti.
¿Has pensado alguna vez hasta qué punto te esclavizan las cosas que posees? ¿Cuánta energía, tiempo y dinero empleas en mantener todas tus posesiones (coches, casas, etc. etc.)?
El/la practicante de Yoga prefiere llevar una vida sencilla y emplear toda esta energía en conocerse a sí mism@.
La avaricia y la codicia, el constante deseo de acumular dinero y bienes materiales, revelan falta de confianza en nosotr@s mism@s, en nuestra capacidad de abastecernos en el futuro. Una vida sencilla te da libertad. Es como viajar por la vida liger@ de equipaje.
Nota final
Como habrás notado, estos cinco consejos están formulados en forma negativa: hablan de lo que NO tienes que hacer, lo que debes evitar, si quieres habitar en el mundo conservando tu paz interior.
Yo añadiría uno más, formulado en positivo esta vez: sé amable con todo el mundo, camina por la vida con una actitud afable y sé cordial en el trato hacia los demás. Ni te imaginas cuántos conflictos te puedes evitar con una simple sonrisa.
Niyamas
Sauca: limpieza
El/la practicante de yoga debe mantener limpios el cuerpo y la mente. Hay que mantener el cuerpo limpio no sólo por fuera sino también por dentro. Esto significa llevar una alimentación equilibrada, nutritiva y adecuada, con alimentos frescos, limpios y poco procesados, tratando de evitar los tóxicos de todo tipo. En nuestros días, esto pasa por intentar consumir únicamente productos ecológicos en la medida de lo posible.
Asimismo, es muy recomendable realizar periódicamente algún tipo de detox. Por ejemplo, el Ayurveda tiene un tratamiento de desintoxicación integral llamado panchakarma, muy útil para eliminar todos los tóxicos acumulados en el organismo.
Las técnicas yóguicas de las posturas y movimientos (asanas y vinyasas), y los ejercicios de respiración (pranayama), nos ayudan a optimizar el funcionamiento de nuestros órganos, para que el cuerpo se mantenga limpio por dentro.
Pero… ¿cómo mantener la mente limpia?
Hay que evitar los pensamientos y emociones negativas. Eddie Stern en su libro 'Una cosa sencilla', habla de evitar los llamados cinco venenos: deseo, ira, engaño, codicia, orgullo y envidia. Mediante la limpieza física y mental, el/la practicante de Yoga adquiere pureza de corazón, lo que se traduce en un estado de equilibrio que favorece la concentración.
Una vez más recordemos que, en último término, el objetivo de todos los yamas y niyamas es proporcionar al practicante la paz mental necesaria para llevar a cabo su trabajo de auto indagación.
Santosha: aceptación gozosa de las circunstancias
De la aceptación, surge un estado mental de insuperable felicidad. —Yoga Sutras, II. 42
Tanto el Yoga como el Budismo y otras tradiciones espirituales coinciden en que aceptar cómo son las cosas es la clave para la felicidad.
Santosha, desde mi punto de vista, es tomar la decisión de acabar nuestra guerra con la realidad, firmar la paz con las circunstancias. Es aceptar que las cosas son como son, y no es nada personal. (No es que las cosas me pasen a mí, es que simplemente suceden.)
La felicidad nunca puede provenir de objetos o circunstancias externas porque estas son necesariamente cambiantes. Lo que hoy nos da felicidad, mañana desaparece o cambia o deja de hacernos felices. La felicidad duradera sólo puede obtenerse a partir de un estado mental de contento y sosiego (shanti – shanta – shantosa).
Santosha emerge naturalmente cuando comprendemos la verdadera naturaleza de nuestro Ser: que no somos este cuerpo y esta mente sino seres eternos, morando en la luz. En el momento en que conectamos con nuestra esencia, ese estado natural de bondad emana de dentro a fuera, transformando las circunstancias, al transformar la mirada que proyectamos sobre ellas.
En mi experiencia personal, aplicar santosha lo cambió todo. Significó empezar a vivir en el presente, restarle sufrimiento al dolor, soltar la resistencia.
Tapas: disciplina
La palabra sánscrita tapas significa literalmente ‘calor’. Se refiere a la austeridad necesaria para quemar las impurezas del cuerpo y la mente. En la filosofía del Yoga, se dice que a través de la práctica de tapas se puede quemar el karma negativo y acumular karma positivo. Tapas era una forma de penitencia practicada por los monjes y devotos para lograr el favor de los dioses.
Hoy día, podemos considerar que se refiere al esfuerzo y la disciplina necesarias para lograr un objetivo. Para muchas personas, la palabra ‘disciplina’ tiene connotaciones negativas, ya que se relaciona con una imposición externa, una limitación de la propia libertad. Sin embargo, para mí la disciplina es el único medio para conseguir lo que queremos, para librarnos de la tiranía de la pereza y la autocomplacencia. La disciplina no nos priva de libertad sino que nos acerca a ella. ️
Svadhyaya: estudio, indagación
El prefijo ‘sva’ es una partícula reflexiva que significa ‘sí mism@’. De ahí que muchas traducciones modernas interpreten este mandato como ‘autoconocimiento’. He escuchado muchas veces que svadhyaya significa ‘conócete a ti mism@’. Bueno, pues sí y no.
Literalmente, el verso II.44 de los Yoga Sutra, nos dice que por el estudio de los textos se alcanza la unión con el Ser Supremo. Se refiere al estudio de los textos sagrados que hablan de la verdadera naturaleza del Ser, es decir, los Vedas y Upanisads. A través de la lectura y estudio de estos textos, llegamos a comprender que nuestro verdadero yo no es este cuerpo y esta mente que ahora habitamos sino una consciencia inmutable e inmortal.
Por lo tanto, svadhyaya sería ‘conócete a ti mism@’, sí, pero no tanto en el sentido de ‘conoce bien este cuerpo y esta mente que tienes’ sino más bien ‘conoce que no eres este cuerpo y esta mente sino mucho más’.
Aunque sin duda todas las técnicas del yoga cuyo objetivo es descubrir esta última verdad trabajan a partir del cuerpo y la mente que ahora tenemos. Por lo tanto, por el camino, también vamos a llegar a conocernos mucho mejor, lo cual es muy adecuado para mejorar nuestra relación con nosotr@s mism@s y con l@s demás.
Yo interpreto este precepto como una llamada a sentir curiosidad por saber quién somos, cuál es nuestra verdadera naturaleza. A indagar. A no pasar de puntillas por esta experiencia humana.
Ishvara Pranidhana: entrega a lo Divino
Este ha sido el precepto que más me ha costado comprender e integrar. Y es que nos dicen los Yoga Sutra que solo es posible entenderlo cuando hemos cultivado correctamente los otros yamas y niyamas.
Durante mucho tiempo, he reaccionado en contra de la religión y de las religiones porque me resultaba lamentable lo que algunos seres humanos han hecho en su nombre. Y este rechazo se extendía a la idea misma de Dios.
Sin embargo, la práctica del yoga me ha llevado a darme cuenta de la diferencia entre religión y espiritualidad. Y a comprender que Dios no tiene por qué tener el nombre y la forma que le dan las religiones.
Tal como yo lo entiendo, lo Divino es el Misterio en que nos hallamos inmers@s. Reconocer la existencia de Dios, para mí, es simplemente aceptar con modestia que hay algo muy superior a mí misma, algo que excede mi capacidad de comprensión, que es magnífico y asombroso. Me basta con mirar el cielo estrellado en una noche de verano para verlo.
Ishvara Pranidhana significa actuar con humildad y rendición ante ese sobrecogedor Misterio. Tratar de proceder de manera correcta asumiendo que los resultados de nuestros actos no nos pertenecen y escapan a nuestra intención. Aceptar que estamos aquí, sol@s, bajo las estrellas, en un lugar desconocido. Obrar sabiendo, como dijo Walt Whitman, que prosigue el Poderoso Drama y que tú puedes contribuir con un verso.