Introito
Bhairava (La Consciencia) y Bhairavi (La Energía), amorosamente unidos en el mismo conocimiento, salieron de lo indiferenciado para que su dialogo iluminara a los seres.
Bhairavi, la Shakti de Bhairava, dijo:
"Oh Dios, tú que manifiestas el Universo y gozas de esa manifestación, tu no eres otra cosa que mi Ser. Yo he recibido la enseñanza del Trika, que es la quintaesencia de todas las escrituras sagradas. Sin embargo, tengo todavía algunas dudas."
"Oh Dios, desde el punto de vista de la realidad absoluta, ¿cuál es la naturaleza esencial de Bhairava? ¿Reside ella en la energía ligada a los fonemas? ¿En la realización de la naturaleza esencial ligada a Bhairava? ¿En un mantra en particular? ¿En las tres Shakti? ¿En la presencia del mantra que vive en cada palabra? ¿En el poder del mantra presente en cada partícula del universo? ¿Reside esa naturaleza esencial en los chakras? ¿En el sonido «HA»? ¿O bien es únicamente la Shakti?"
"Aquello que está compuesto, ¿ha surgido de la energía inmanente y transcendente o ha surgido solamente de la energía inmanente? Si aquello que está compuesto solo ha surgido de la energía trascendente, la transcendencia misma no tendría más objeto. La transcendencia no puede ser diferenciada en sonidos y en partículas ya que su naturaleza indivisa no le permite encontrarse en lo múltiple."
"¡Oh Señor, que tu gracia borre mis dudas!"
¡Perfecto! ¡Perfecto!. Tus preguntas, oh bien amada, forman la quintaesencia de los Tantra. Yo voy a exponerte un saber secreto.
Todo lo que es percibido como una forma compuesta en el campo de la Consciencia, debe de ser considerado como una fantasmagoría, una ilusión mágica, una ciudad fantasma suspendida en el cielo. Tal descripción solo tiene como objeto el empujar a las personas que están sometidas a la ilusión y a las actividades mundanas, a volverse hacia la contemplación. Tales enseñanzas están destinadas a aquellos que están interesados en los ritos y las prácticas exteriores y están sometidos al pensamiento dual.
Desde el punto de vista de lo absoluto, Bhairava (La Consciencia) no está asociada ni a las letras, ni a los fonemas, ni a las tres Shakti, ni al estímulo de los Chakras, ni a las demás creencias, y la Shakti no es su esencia. Todos estos conceptos expuestos en las escrituras están destinados a aquellos cuya mente es todavía muy inmadura para captar la realidad suprema. Solo son caramelos destinados a incitar a los aspirantes a una vía de conducta ética y a una practica espiritual, con el fin de que un día puedan darse cuenta de que la naturaleza ultima de la Consciencia (Bhairava) no está separada de su propio Sí-mismo.
El éxtasis místico no está sometido al pensamiento dual, está totalmente liberado de las nociones de lugar, de espacio y de tiempo. Esta verdad no puede ser tocada más que por la experiencia. Solo se puede llegar a ella cuando uno se libera totalmente de la dualidad, del ego, y se establece firmemente en la plenitud de la consciencia del Si. Este estado de Bhairava esta lleno de la pura felicidad de la no-diferenciación del practicante y del universo, él solo es la Shakti. En la realidad de su propia naturaleza así reconocida y conteniendo el universo entero, se toca la más alta esfera. ¿Quién entonces podría ser adorado? ¿Quién entonces podría ser colmado por esa adoración? Solo esa condición de Bhairava reconocida como suprema es la Gran Diosa.
Como no hay ya diferencia entre la Shakti y el que la posee, ni entre la substancia y el objeto, la Shakti es idéntica al Sí-mismo. La energía de las llamas no es algo diferente del fuego. Toda distinción no es más que un preludio a la vía del verdadero conocimiento.
Aquel que accede a la Shakti capta la no-distinción entre Shiva (La Consciencia) y Shakti (La Energía) y pasa la puerta de acceso a lo divino. Tal y como se reconoce el espacio iluminado por los rayos del sol, así se reconoce a Shiva gracias a la energía de Shakti que es la esencia del Sí-mismo.
La diosa dijo:
"Oh dios de dioses, tu que llevas el emblema del tridente y la guirnalda de cráneos, dime: ¿por que medios se puede discernir el estado bhairaviano de plenitud, ese estado inexpresable, fuera del espacio y del tiempo?"
"¿En qué sentido se afirma que la suprema diosa es la apertura que permite acceder a él?"
"¿Puedes responder con el lenguaje convencional a estas cuestiones absolutas?"
"Oh Bhairava, enséñame a fín de que mi conocimiento llegue a ser total."
Bhairava respondió:
Parte I. Plenitud interior y absorción en la energía del aliento
a) El aliento
Espiración, hacia arriba; inspiración, hacia abajo: sobre la suprema Energía compuesta de estos dos polos, se debe ejercer un empuje ascendente. Estando mantenido en su lugar de origen cada aliento, la plenitud se establece entre dos respiraciones.
Espacio vacío interior (Bhairava, pausa a pulmones llenos, Plenitud, la Consciencia), espacio vacío exterior (Bhairavi, pausa a pulmones vacíos, Vacío, la Energía): sobre esta pareja que forman los dos alientos, hay que ejercitarse sin interrupción. De esta manera, oh Bhairavi, la maravillosa belleza de la Consciencia y de la Energía se desvela (en la unión —yoga— que integra los contrarios).
Si la energía, en forma de aliento, no puede ni entrar ni salir; libre entonces de toda dualidad, ella se expande en medio. Por mediación suya, se accede a la Esencia Bhairaviana.
Que uno se entregue a la pausa del aliento tras la espiración o bien tras la inspiración. Al final de esta practica, la energía se dice que está «sosegada» (quietud psicosomática) y, gracias a ella, un estado de Ser sosegado se revela (la serenidad del Ser).
b) La Kundalini. Los Chakras
Considera la Shakti (la Energía) como una viva luminosidad, cada vez más sutil, llevada de centro en centro, de abajo hacia arriba, por la energía del aliento, a través del tallo de la flor de loto. Cuando esa energía se sosiega en el centro superior, entonces ocurre el despertar de la Consciencia.
Como un relámpago, de chakra en chakra, poco a poco, hela aquí que surge hasta la cumbre de la cabeza: ¡y ahí ocurre el gran Despertar!.
Imagina las letras sánscritas en esos focos de consciencia, primero como letras, luego más sutilmente como sonidos, a continuación como el sentimiento más sutil. Entonces déjalas de lado y se libre. Aquel que se ha liberado gradualmente de las tres condiciones: grosera, sutil y suprema, al fin se identifica con Shiva (la Consciencia).
Concentra la atención en el entrecejo, mantén tu mente libre de todo pensamiento dualizante, deja que tu forma sea llenada con la energía del aliento hasta la cumbre de la cabeza y, allí, báñate en la espaciosidad luminosa.
Parte II. Entrada en el vacio incomparable de la consciencia
a) Meditaciones luminosas
Imagina los cinco círculos coloreados de una pluma de pavo real, como si fueran los cinco sentidos diseminados en el espacio ilimitado y mantente en la espaciosidad (en la vacuidad) de tu propio corazón (de tu centro, del centro del ser).
Vacío, pared, receptáculo supremo (la pura Consciencia), cualquiera que sea el objeto de contemplación, él es la matriz de la espaciosidad (la vacuidad) de tu propio espíritu.
La atención fijada en el interior del cráneo, los ojos cerrados, ve el espacio entero como si fuera absorbido por tu propia cabeza, estabilizando el pensamiento, poco a poco la espaciosidad (la vacuidad) de tu espíritu, lo Altamente Reconocible, lo Absoluto, será reconocido.
En el centro se yergue el canal central. Que se medite sobre él bajo la forma de esta diosa semejante al tallo del loto, idéntica a la bóveda celeste interiorizada en la cavidad y la vacuidad del corazón: entonces el Dios resplandecerá.
Utilizando la mano, se deben bloquear las aberturas de los sentidos. En cuanto se percuta el entrecejo, el punto luminoso que se haya percibido se desvanecerá poco a poco: entonces, en esa desaparición, he aquí la suprema morada.
Esta llama sutil, nacida de la efervescencia (los fosfenos producidos al presionar los ojos), semejante a la marca roja del iniciado (tilak), es necesario visualizarla en el corazón y en la cumbre de la cabeza: finalmente al desaparecer esa efervescencia, uno se absorberá en la Consciencia resplandeciente.
b) Meditaciones sonoras
Consigue el Brahman supremo aquél que se sumerge en el sonido absoluto, puramente interno, situado en el receptáculo de la oreja; sonido ininterrumpido, tumultuoso como un río.
Si se canta OM o cualquier otra fórmula sagrada con presencia y lentitud; que se evoque el vacío que sigue al largo sonido final: por la potencia eminente de ese vacío, oh Bhairavi, uno se abismará en la Vacuidad.
Es en el comienzo o en el final de cualquier sonido, donde hay que centrarse. Llegado a ser vacío por virtud del vacío, el hombre tomará forma de vacío.
Si, indiferente a cualquier otra cosa, se siguen atentamente los prolongados sonidos de instrumentos de cuerdas, o de otros instrumentos, al final de cada sonido (en el silencio en el que se reabsorbe el sonido), el esplendor infinito del firmamento se desplegará.
Visualiza una letra, déjate llenar por su luminosidad. La consciencia abierta, entra en la sonoridad de la letra, después en una sensación cada vez más sutil, un sonido cada vez menos audible. Cuando el sonido de la letra se disuelva en el espacio, ahonda en esta armonía silenciosa; sé libre.
c) Meditaciones sobre el cuerpo
Que se evoque el espacio vacío e ilimitado en su propio cuerpo y en todas las direcciones a la vez: entonces, para un ser libre de dualidad mental, todo se vuelve espacio vacío e ilimitado.
Que se evoque al mismo tiempo el vacío (la presencia etérea) por encima y el vacío (la presencia etérea) por debajo. Perdiendo la energía sus ataduras con el cuerpo, el pensamiento quedará vacío.
Se debe evocar simultáneamente y sin flaquear el vacío de la cumbre, el vacío de la base y el vacío del corazón. En el desvanecimiento de todo pensamiento dualizador, entonces aparecerá la Consciencia no dual.
Que se evoque, justo por un instante, lo ilimitadamente espacioso en un punto cualquiera del cuerpo: ¡ahí está la Vacuidad misma! Libre de toda distinción mental, se recobra la Esencia no dual.
Toda la substancia que forma el cuerpo, hay que evocarla intensamente como impregnada de éter (sin límites, sin resistencias, homogéneo, omnipresente, consciente, vacuo), y al fin, oh diosa con ojos de gacela, esa evocación se volverá permanente.
Se debe meditar sobre el propio cuerpo como si no contuviera nada en el interior (como una habitación vacía), no siendo la piel mas que una pared. Así se pasará más allá de lo meditable.
Parte III. Absorcion sosegada en la intimidad del corazón
¡Oh bienaventurada! Los sentidos absorbidos en la paz incorruptible del corazón, habiendo despejado todo objeto de su consciencia, él obtiene el más alto favor, el que penetra hasta el centro (el chakra del corazón).
Que se disuelvan todos los procesos mentales en el centro superior de la cabeza, que se consolide bien la intuición intelectual, que se impregne el cuerpo entero de consciencia: entonces, sin duda, el signo característico de la Realidad se impondrá.
Fija tu espíritu en el centro superior de la cabeza en cualquier situación en la que te encuentres, así la agitación desaparecerá y en algunos días conocerás lo indescriptible.
Concéntrate en el fuego que se extiende desde el pié. Así, por una concentración intensa, se debe visualizar el propio cuerpo que, consumido por el fuego, se reduce a cenizas (pero tu identidad no). Al final se encontrará la serenidad.
O también; cuando haya meditado en la imaginación sobre el universo entero como si estuviera siendo consumido por las llamas, el hombre cuya mente permanece indiferente a todo lo demás, llegará a la más alta condición humana.
Si se efectúa la meditación sobre los principios sutiles y sobre los principios muy sutiles contenidos en su propio cuerpo, o bien sobre los del universo, como si se reabsorbieran los unos en los otros; al final la suprema diosa se revelará.
Aquel que medite sobre la energía del aliento, fluida, plena y a la vez lenta y muy suave, en la cumbre del cerebro, y que, en el momento de dormirse, penetre en su propio corazón, obtendrá por este medio el libre poder sobre sus sueños y sobre la muerte misma.
Que se considere el universo entero como si se disolviese en formas cada vez más sutiles (los mundos fluyen en principios, los principios en el Ser) hasta su fusión de pura Consciencia.
Si se medita sobre la realidad Shivaita según el método de los seis caminos (remontando de las formas a las esencias); y esto englobando ahí totalmente el universo entero, entonces surgirá el gran Despertar.
Hay que concentrarse intensamente sobre todo este universo como si estuviera vacío. Entonces, oh suprema diosa, con el pensamiento disuelto, se llegará a ser maestro en esta absorción.
Que se ponga la mirada limpia y sin pensamiento sobre un cántaro, una vasija, o cualquier otro recipiente, pero sin prestar la menor atención a sus paredes. Si se consigue absorberse en ese vacío, en ese instante preciso, uno se identificara con él.
Que se ponga una mirada global, sin pensamiento, en un lugar interminablemente espacioso (un horizonte vacío), sin árboles, sin montañas, sin paredes ni obstáculos (un desierto, un océano... ): entonces el pensamiento se reabsorberá y uno se volverá libre de toda actividad fluctuante.
Parte IV. El Centro y el despertar más alto
Al percibir dos objetos, se toma consciencia del intervalo que los separa; hay que instalarse ahí sin tambalearse. Que a continuación se rechacen los dos objetos simultáneamente: entonces, en esa grieta, la Realidad brilla.
Cuando la consciencia acaba de abandonar un objeto, se debe bloquearla sin dejar que se oriente hacia otra cosa. Así, gracias a ese vacío intermedio, la Realización se expande en toda su intensidad.
En verdad, que se contemple perfectamente, de manera simultánea en su totalidad, bien sea el universo exterior, bien sea el propio cuerpo, como si estuvieran hechos de Consciencia. Entonces, ya ninguna dualidad subsistiendo, surgirá el Despertar supremo.
El yogui debe de ejercitarse en fijar la atención en el vacío de esos puntos en los que no hay ni entrada ni salida de aire, en el interior (al final de la inspiración) y en el exterior (al final de la espiración). Así se convertirá finalmente en el recipiente del que surge el Conocimiento de una armonía completa (el Conocedor).
Parte V. Beatitudes
Hay que considerar, bien sea el universo entero, bien sea el cuerpo individual, simultáneamente en su totalidad, como desbordante de su propia felicidad. Entonces, degustando este néctar intimo, uno se identificará a la Beatitud Absoluta.
En presencia de un espectáculo de magia, oh diosa con ojos de gacela, una gran alegría surge súbitamente. Gracias a ella, la Realidad se desvela.
Cuando la potencia del aliento se eleva, todo el conjunto de las diversas actividades se derrumba: poco a poco, en el momento en el que un hormigueo es sentido, la suprema voluptuosidad se propaga.
En el intervalo entre el «fuego» (comienzo del acto sexual) y el «veneno» (final del acto sexual), que se fije la Consciencia que no es otra cosa que gozo. Entonces la Consciencia se aísla, se colma de aliento, y se une a la beatitud del amor.
Al final de la unión, en el instante en el que acaba la absorción en la intensa energía de la mujer, es el Gozo de la Realidad de Brahman lo que se esta disfrutando: y es eso lo que se llama precisamente «gozo intimo».
Incluso en ausencia de una pareja, el flujo de felicidad puede producirse si se rememora intensamente la alegría y el gozo que nos han dado sus caricias, sus besos, sus abrazos (haciendo el delicado y difícil recorrido de retorno desde el gozo sensorial al gozo del Ser).
O también, al volver a ver a alguien de la familia después de una larga separación, ¡que inmensa alegría! Que se contemple esta felicidad que acaba de surgir, que uno se absorba en ella, que el pensamiento se identifique con ella.
En esa expansión de alegría que procuran el alimento y la bebida, hay que entregarse sin reserva a la plenitud experimentada (la plenitud en sí, separada del objeto): así se accederá a una felicidad perfecta.
Si el yogui se funde en esa felicidad sin rival que suscitan los cantos y otros placeres estéticos, su pensamiento muy tranquilizado, todo mezclado a ese disfrute, él se identificara con la felicidad misma.
Ahí donde la psique encuentra su satisfacción (y queda aquietada), ahí mismo (en esa quietud y en esa satisfacción) se debe quedar fijada sin dudas: porque es ahí donde la esencia de la suprema beatitud se revela sin restricción.
Cuando el sueño no se ha impuesto todavía, y, sin embargo, el mundo exterior desaparece, en ese estado, la incomparable diosa aparece.
Parte VI. Mudras, gestos, posturas y desvanecimiento del soporte
Cuando bajo la luz del sol, de una lampara o de otra fuente luminosa, una porción de espacio aparece salpicado de manchas, que se fije la mirada ahí: y la esencia intima del Absoluto resplandecerá.
La posición del Cadáver, La Furiosa, la Bhairaviana, la Absorbedora, la Moviente en el espacio: por estas cinco posiciones-actitudes, el universo será captado intuitivamente, la suprema fusión en el Todo será revelada.
Que uno se instale en un asiento muy blando, solo reposando sobre las nalgas, sin soporte para los pies ni las manos: así la Consciencia despierta surge y se expande en plenitud.
Confortablemente instalado en un asiento, los brazos cruzados en el pecho y las manos en las cavidades de las axilas. Se satura gradualmente la zona entre las axilas de una gran paz. El pensamiento se concentra: así recogido, sobreviene el apaciguamiento.
Si se mira fijamente, sin parpadear, cualquier objeto físico como si fuese por primera vez, privando al pensamiento de todo apoyo (de toda asociación mental), pronto se alcanza el estado de Shiva.
La boca muy abierta, manteniendo la lengua en el centro, si se fija la consciencia en ese centro recitando mentalmente el sonido HA, uno se disolverá en la paz.
Estando sentado o acostado, que se imagine intensamente el propio cuerpo como si estuviera privado de soporte (ingrávido). El pensamiento se desvanece en ese mismo instante; las predisposiciones, potencialidades, impregnaciones oscuras y las tendencias subconscientes no tardarán de la misma manera en desvanecerse.
O bien; si uno se encuentra en un vehículo en movimiento muy rápido, o en movimiento oscilante, o si no, moviendo el cuerpo con una lentitud extrema, entonces, oh diosa, gracias al apaciguamiento del pensamiento, se accede al Océano Divino.
Parte VII. El inexpresable esplendor. Bhairava se instaura
¡Esplendor Bhairaviano! Oh diosa, se llegará a ese esplendor instantáneamente si, contemplando un cielo inmaculado, todo el ser inmóvil, se sumerge ahí una mirada sin flaqueo.
Todo ese espacio vacío del cual Bhairava constituye la esencia, hay que evocarlo como disuelto en la propia cabeza y reabsorberse en él. Entonces el universo entero será absorbido en la resplandeciente Realidad, expresión misma de Bhairava.
Cuando se ha reconocido plenamente la naturaleza de Bhairava (La Consciencia) en los tres estados, a saber: conocimiento dual limitado (en la vigilia), percepción exteriorizante (en el sueño), tinieblas (en el sueño profundo), se está entonces colmado de la Luz infinita de la Consciencia.
O también; durante una oscura noche sin luna, los ojos abiertos a las tinieblas, deja a tu ser entero fundirse en esa oscuridad y accede a la esencia bhairaviana (al estado de despertar).
O todavía; en primer lugar se mantienen los ojos bien cerrados, entonces se ve una mancha oscura. Que, a continuación, se abran los ojos exageradamente, evocando la forma de Bhairava: se volverá uno idéntico a ella.
Cuando un obstáculo hace fracasar cualquier deseo de los sentidos, o también si voluntariamente se rechaza la satisfacción del deseo; si uno se zambulle en ese vacío sin dualidad que ocurre en ese momento (en el vacío de la frustración), ahí mismo la Consciencia ultima brilla en todo su esplendor.
Si se pronuncia la letra «A», de una manera muy breve, brusca, fugitiva y sutil; el Señor supremo, ese potente torrente de Conocimiento surge imprevisible.
Que se fije la consciencia sobre el fin súbito de cualquier sonido. Entonces, no encontrando el pensamiento ya más ningún apoyo, se entrará en contacto con el Brahman eterno.
Uno debe percibirse como si se difundiera en todas direcciones, lejos, cerca. Tan pronto como la consciencia haya perdido todo soporte, entonces la verdadera naturaleza de la Energía se revelará.
Si se golpea cualquier parte del cuerpo con un instrumento puntiagudo o de otra clase, y se mantiene la consciencia fijada en ese lugar preciso (en esa única sensación en si, como pura energía), se conocerá un impulso fulgurante hacia Bhairava (el estado supremo).
«La actividad mental, el intelecto, el ego, el pensamiento no existen en mí»: es necesario tener la certitud de ello. Gracias a la ausencia de pensamiento dualizante que resulta de esta certitud, se trascienden para siempre todos los pensamientos.
A la ilusión (Maya) se le llama «aquello que desorienta». La función de las «cinco corazas» (determinación, discriminación, apego, tiempo y espacio) es la de delimitar, y cada una de las corazas tiene otras. Pero si se considera que todo eso (Maya y las corazas determinantes) son simples atributos de lo Real, ¿porque rechazarlos? (pudiendo usar lo ilusorio como camino de retorno a lo Real).
Parte VIII. Repliege a la fuente de la energía de la voluntad y perfecta omnipenetración
a) Deseo y conocimiento
Habiendo constatado la emergencia de un deseo, que se le ponga fin bruscamente. Cualquiera que sea la fuente de la cual surgió, que allí mismo se reabsorba.
Antes de que la voluntad, el conocer o el deseo hayan surgido, en verdad... ¿quién soy yo? Tal es, en el orden mas profundo, la naturaleza del Yo (sin voluntad, conocimiento ni deseo). Que el pensamiento se identifique con ello, se abisme en ello.
Pero una vez que voluntad y conocimiento ya han aparecido, entonces se debe adherir todo el ser al surgimiento de la energía deseante y cognosciente (olvidando el objeto de deseo o de conocimiento), sin mirar a nada más: entonces, intuitivamente, el Sentido Ultimo de la Realidad será percibido.
Sin causa, sin soporte, embaucador por naturaleza: así es todo conocimiento relativo. En el orden de la Realidad Absoluta, este conocimiento relativo no pertenece a ningún sujeto limitado. Oh Bien amada, quien se consagra enteramente a esta meditación llega a ser Shiva.
Aquel que tiene como propiedad la Consciencia, reside en todos los cuerpos; en ninguna parte existe diferenciación. Todo está hecho de esta Consciencia: darse cuenta de ello, es dominar el devenir.
Si se consigue estabilizar la consciencia mientras se es presa del deseo, de la cólera, de la avidez, de la desorientación, del orgullo, de los celos; la inmutable Realidad que está detrás de esos estados, la tranquilidad que subyace, subsiste sola.
b) Ilusion y felicidad
Como un espectáculo de magia, como una pintura o como un remolino; así debe uno llegar a percibir el universo, en su integridad: de esa meditación surgirá la felicidad.
¡Oh Bhairavi! No residas ni en el placer ni en el sufrimiento, sino manténte constantemente en la realidad inefable y espacial que los une a ambos, en el centro inmóvil que está entre ellos.
«Yo estoy en todas partes»: es dándose cuenta, de esto, como uno se desapega de su propio cuerpo. Bien sujeto en esta visión, sin preocupación por otra cosa, se obtiene la dicha.
La discriminación o el deseo, etc., no residen exclusivamente en mí (ser consciente), sino que se encuentran también en todas partes, en las vasijas y otros objetos inanimados. Quien se da cuenta de esto llega a ser omnipenetrante.
Parte IX. Realización del Sí absoluto. Conocimiento del uno
Todos los seres que poseen un cuerpo tienen una percepción idéntica del sujeto y del objeto. Pero lo que caracteriza a los yoguis, es su atención sin defecto en la unión del sujeto y del objeto, (sin estar perdidos en las cosas).
Incluso en el cuerpo de otro, siente la consciencia como la tuya propia; en poco tiempo se llegará a la omnipresencia.
Que se retire todo soporte al pensamiento: se cesará entonces de tener una visión dualista de las cosas. ¿Cuál es entonces el estado bhairaviano, oh diosa con ojos de gacela?: Es cuando el yo individual llega a ser el Si Absoluto.
«Yo soy omnisciente, omnipotente, omnipenetrante; yo soy el Señor supremo, dotado de todos los atributos de Shiva (La Consciencia)»: aquel que es consciente de tales certitudes y se afirma en ellas, se vuelve Shiva (La Consciencia) en persona.
Lo mismo que las olas surgen del agua, las llamas del fuego, los rayos del sol, así es a partir de mí, Bhairava, como todas las ondas de este universo surgen diferenciadas.
Cuando, habiendo perdido el camino, se ha corrido y dado vueltas en todos los sentidos, hasta el punto de caer por tierra extenuado; entonces, cuando la agitación ya se ha reabsorbido, gracias al cese de la efervescencia de la energía, la condición suprema se manifiesta.
Si uno se encuentra privado de energía, o bien de consciencia del mundo exterior o incluso si el pensamiento se disgrega, entonces, cuando llega a su fin la efervescencia energética consecuente con esos estados, resplandece la Maravilla bhairaviana.
Oh diosa, escúchame, voy a revelarte toda esta enseñanza tradicional y mística: basta con que los ojos se fijen en el espacio sin parpadear para que aparezca al momento el estado de «soledad plena», de «independencia», de «perfección», de «totalidad».
Habiendo taponado los oídos, y contraído los esfínteres inferiores del cuerpo, que se medite sobre la pura resonancia interior, sin consonante ni vocal, hasta penetrar en el eterno Brahman.
Que uno se mantenga sobre un pozo muy profundo (precipicio, valle, vasija... ), con los ojos fijos: entonces la pura intuición intelectiva (buddhi), que ninguna dualidad perturba, se produce claramente, y pronto el pensamiento se disuelve completamente.
Parte X. Iluminación suprema y nivelación. Rehabilitación del pensamiento y de los organos y libertad absoluta
Oh bienamada, por dondequiera que se oriente el pensamiento, hacia fuera o hacia dentro, ahí mismo se encuentra el estado shivaita: puesto que este es omnipenetrante ¿adónde podría ir el pensamiento para escapar de él?.
En todo momento, por intermediación de los sentidos, la Consciencia absoluta se revela. (cuando estés vívidamente consciente a través de algún sentido particular, conserva la pura consciencia). Que uno se absorba exclusivamente en ella y se descubrirá la plenitud esencial.
Al comienzo o al final de un estornudo, en el terror o en la ansiedad, cuando uno está suspendido sobre un precipicio, cuando uno huye de un campo de batalla, en el instante en el que una intensa curiosidad brota, cuando se despierta el apetito o que este es saciado, etc. en todas estas emociones es la naturaleza misma de lo Absoluto la que se manifiesta.
Volviendo a ver un lugar en el que se vivió antaño, que uno deje ir el recuerdo (etapa transitoria entre el puro Sujeto y el puro objeto) hacia tal o cual objeto. Entonces, he aquí que el cuerpo pierde todo apoyo y ahí, el Soberano Omnipresente se manifiesta.
Si se concentra la mirada sobre un objeto cualquiera y, a continuación, muy lentamente, se la retira de él, el conocimiento del objeto no subsiste más que en el pensamiento, si luego se retira también el pensamiento uno se vuelve el receptáculo de la plenitud inefable.
Esta alta intuición espiritual (buddhi) que, en el hombre perfectamente desapegado, se despierta por la intensidad de la Bhakti (devoción, amor, respeto y adoración del hombre hacia Dios), es la energía misma del Bienhechor. Que se le evoque sin descanso y uno se identificará con él, Shiva. (La entrega devocional desemboca en la liberación).
Mientras que se toma consciencia de un objeto determinado, todos los demás objetos se disuelven poco a poco en la vacuidad. Si se centra la atención sobre esta última, sin dejar sin embargo de percibir el objeto, se accede a la quietud.
Esas purificaciones rituales que predican las personas de débil conocimiento, aparece en la doctrina shivaita como una verdadera impureza: libérate del pensamiento dualizante y no reconozcas nada como puro o impuro; es liberándose de todas estas dualidades como se llegará a la dicha.
La realidad bhairaviana se extiende por todo igualmente, incluidas las personas comunes. «Nada existe que sea distinto a ello»: el hombre que toma consciencia de esto accede al «Sin-segundo».
Se debe ser el mismo con respecto al amigo y al enemigo, el mismo en el honor y en el deshonor. Habiendo comprendido esto, que uno se establezca en la total plenitud de Brahman (Lo Absoluto) y que se sea dichoso.
No se debe alimentar el odio hacia nadie; aún más no se debe alimentar el apego. En este estado de en medio, en quien está libre tanto del apego como del odio, Brahman (Lo Absoluto) aparece suavemente.
Lo incognoscible, lo inaprensible, el vacío y aquello que no llegará nunca a la existencia: contempla todo esto; al final de esta evocación está la iluminación.
Se debe fijar el pensamiento sobre el espacio externo que es eterno, sin fundamento, vacío, omnipenetrante, indeterminado: así uno se fundirá en el no-espacio.
Cualquiera que sea el objeto en el que esté el pensamiento, es necesario, por la fuerza misma de ese pensamiento y sin demora, dejar el objeto completamente sin dejar a otro que tome su lugar. Entonces toda la agitación mental tendrá fin.
Parte XI. Bhairava apaciguado, en el cual la libertad se manifiesta plenamente
Bhairava es uno con tu consciencia luminosa. Bhairava es aquel que, gracias a la consciencia de si, refleja todo, da todo, y penetra el universo entero. Recitando el nombre de Bhairava (vivenciando el contenido y el estado que evoca), llegas a ser Shiva (La Consciencia).
«Yo soy esto o lo otro, eso es mío, yo existo...»: incluso a través de tales afirmaciones, (si se discierne quien es ese «yo») el pensamiento llega a lo sin-soporte. A esta viva meditación sucede el apaciguamiento.
«Eterno, Omnipresente, Sin Soporte, Omnipenetrante, Soberano de todo lo que es»: aquél que medita en cada instante sobre estas palabras actualiza el sentido último de ellas. Se convierte en lo que ellas significan.
Todo este universo está tan desprovisto de realidad como un espectáculo de magia. ¿Cuál es la realidad de tal fantasmagoría? Si esta visión se implanta firmemente en si, uno se apacigua.
Para un Si liberado de toda forma, ¿cómo podría existir un conocimiento o actividad cualesquiera? Los objetos externos dependen del yo que es consciente de ellos y, por lo tanto, este mundo está vacío.
No existen ya más para mí ataduras, no existe ya más para mí la liberación. Atadura y liberación no son mas que fantasmas para personas asustadas. Como el sol se refleja en el agua, así todo este universo se refleja en el espejo de la consciencia.
Notas
... placer, dolor, etc., todas estas impresiones nos llegan por la puerta de los sentidos. Que uno se libere de esto (que se desprenda de todo ello), que se estabilice sólidamente en Sí-mismo: entonces morará por siempre en el Ser.
... Todo es iluminado por la consciencia y la consciencia es iluminada por todo. Debido a su esencia única, conocimiento y conocido se revelan como siendo uno.
... pensamiento empírico, consciencia interior, energía vital, sujeto limitado: cuando estas cuatro cosas se han desvanecido definitivamente, ¡oh Bienamada!, solo subsiste la Maravilla Bhairaviana.
Conclusion
Así, en pocas palabras, ciento doce instrucciones referidas a ese estado libre de agitación acaban de ser expuestas. Aquel que las conoce escapa al pensamiento dualizante y llega al conocimiento perfecto.
Llega a ser Bhairava mismo en persona quien se consagra a uno solo de estos métodos. Sus palabras se realizan en actos, él obtiene el poder de transmitir, o no, la Shakti.
Él no envejece, él no muere. Disfruta de atributos supranormales, como el poder de exigüidad y los otros. Mimado por las yoguini (las ocho energías del supremo Shiva), ¡oh diosa!, él hace de maestro en todas sus asambleas.
Él está liberado, aunque continúe todavía en esta vida y se dedique a labores ordinarias.
La diosa planteó entonces su última pregunta:
"Oh señor supremo, si tal es la maravillosa esencia de la Energía, y se toma por norma, oh Dios, ¿quién en ese caso recita las fórmulas sagradas y cuál es la recitación? ¿Quién medita, oh poderoso Maestro, quién adora y quién se regocija de ser adorado? ¿Quién ofrece la oblación a quién? O todavía más, ¿cuál es la oblación, cuál es el sacrificio, quién lo ha hecho, cómo y por qué?"
Bhairava respondió:
Oh diosa con ojos de gacela, estas prácticas de las que haces mención son totalmente exteriores y no revelan más que el ámbito grosero. En verdad, esta Realización que se realiza incansablemente en el seno de la Realidad Suprema, he ahí la recitación (japa) que es digna de ese nombre...
Un intelecto inmutable, sin aspecto ni fundamento, tal es la verdadera meditación (dhyâna). Pero la representación formal de divinidades provistas de cuerpos, de órganos, de rostros o de manos, no, eso no tiene nada en común con la verdadera meditación.
La adoración (puja) verdadera no consiste en ofrecer flores u otros dones, sino en afianzar la intuición intelectual en el supremo firmamento de la Consciencia no dual.
Si uno se dedica resueltamente a una sola de las ciento doce instrucciones aquí descritas, se disfrutará cada día más profundamente de una plenitud ilimitada.
Cuando se echa al fuego de la Suprema Realidad (el Gran Vacío) los cinco elementos, los sentidos y sus objetos, la mente dualizante e incluso la vacuidad misma, entonces hay una real ofrenda a los dioses.
Oh diosa suprema, aquí, el sacrificio no es otra cosa que la satisfacción espiritual caracterizada por la felicidad. El verdadero lugar de peregrinaje es la absorción en la Shakti que destruye toda mancha y protege a todos los seres. ¿cómo podría haber otra adoración y quién la recibiría entonces?
La esencia del Ser es universal. Es autonomía, felicidad y consciencia. La absorción en esta esencia es el baño ritual.
Las ofrendas, el adorador, la suprema Shakti no son mas que uno. Esto es la adoración profunda.
Que el aliento expirado salga y que el aliento inspirado penetre, en una armonía espontánea. La Kundalini, la Sinuosa, entonces recobrará su verdadera naturaleza enderezada. Es la Gran Diosa, inmanente y transcendente, es el más alto lugar de peregrinaje. Gracias a Ella, bien absorbido en Ella, se alcanzará la incomparable Bhairava.
Emitiendo el fonema SA, el individuo, por su aliento, se dirige hacia el exterior; enunciando el fonema HA, él penetra de nuevo en Si mismo. Es así que, sin descanso, la respiración va repitiendo esta formula HAMSA, HAMSA (yo soy Ello; Ello soy yo).
Veintiún mil veces, día y noche, esta recitación del mantra de la suprema diosa está prescrito. Muy fácil de realizar, no plantea dificultad mas que a los ignorantes.
Oh diosa, acabo así de exponerte esta suprema ambrosía que nada podría sobrepasar. No se debe nunca divulgar a alguien que no sea discípulo de la Consciencia-Energía (porque le crearía una perturbación), que sea malo, duro de corazón o falto de devoción hacia su guru. Por el contrario, no se tenga duda en dispensarlo a esos seres de intuición intelectual pura en los que la duda no aflora jamás, a esos héroes, esos seres magnánimos, todos aquellos que veneran el linaje iniciático de los maestros y que las pondrán en práctica. Porque sin práctica, la transmisión se diluye, y aquellos que han tenido la maravillosa ocasión de recibir esas enseñanzas vuelven al sufrimiento y a la ilusión a pesar de que han tenido un tesoro eterno en las manos.
Oh mujer con ojos de gacela; pueblo, reino, ciudad, país, mujer, hijos, parientes, todo aquello de lo cual se ha tomado posesión, ¡habrá que abandonarlo totalmente! ¿Para que de bueno sirven esas cosas pasajeras, oh diosa, si solo este supremo tesoro es permanente?. La vida misma habrá que abandonar, pero que no se renuncie a la ambrosía soberana.
La diosa exclamó:
"Oh Dios de dioses, oh poderoso Dios, heme aquí perfectamente colmada, oh Señor de la felicidad. Ahora he captado la esencia de las enseñanzas y la quintaesencia de los Tantra. Ahora he penetrado intuitivamente el corazón de todas las energías diferenciadas."
"Así como se reconoce el espacio iluminado por los rayos del sol, así se reconoce a Shiva (la Consciencia) gracias a Shakti (la Energía) que es la esencia del Ser."
Entonces Shiva y Shakti, radiantes de beatitud, se unieron de nuevo en lo indiferenciado.