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Tabula Rasa

Todo comienza ahora

El radja-yoga o yoga del dominio sobre la mente

Ramiro Calle
25 de julio de 2020 - 9 de mayo de 2021

Podríamos definir el radja-yoga como una disciplina que se ocupa de conocer, cuidar, entrenar, desarrollar y estabilizar la mente. Esta estabilidad mental es de toda importancia si consideramos que sin la misma no es posible alcanzar esa paz interior que toda persona desea, puesto que en su ausencia no puede haber verdadero bienestar y ni siquiera se puede disfrutar de lo deleitoso. Esa paz interior que es una vivencia de plenitud y completud que le procura un sentido y un especial significado a la existencia: esa paz interior que muchas personas ambicionan y por tal motivo incursionan en los vastos campos del yoga, el budismo, el zen, el taoismo o la mística.

Mientras no haya estabilidad y quietud mentales no puede eclosionar la energía de la auténtica quietud. Los pensamientos incontrolados son un foco de agitación y al final resultan como lavar manchas de tinta con tinta. La mente condicionada por los pensamientos obsesivos y adictivos se convierte en una fábrica de sufrimiento. El desasosiego es un obstáculo en la senda de la autorrealización y no permite una visión clara ni un proceder idóneo. Por todo ello, ha sido una constante en el yoga el proporcionar métodos y actitudes para poder estabilizar la mente y esclarecerla. Asi como de la ofuscación solo surge ofuscación (y por tanto apego, odio y zozobra), de la claridad brota lucidez y proceder correcto.

Habiendo sabido valorar desde muy antaño la necesidad de poder disponer de una mente quieta y estable, los yoguis han concebido y ensayado un gran número de procedimientos para conseguirlo, entre los que hay que destacar:

  • El asana estático.
  • El pranayama.
  • La recitación de mantras.
  • La concentración y la meditación.
  • La detención consciente del cuerpo y de la mente, el savasana y el yoganidra, las técnicas de pratyahara o control sensorial.

La mente quieta se esconde en la mente pensante como la perla en la ostra, como la nata en la leche. En la mente quieta hay estabilidad y ausencia de agitación. Como las aguas turbias de un lago al remansarse se tornan cristalinas, así la mente de superficie, inquieta y que sabotea la paz interior, cuando se silencia y se establece en su fuente, proporciona un tipo especial de consciencia que se caracteriza por el sentimiento de unidad e inspiradora quietud.

Un solo pensamiento incontrolado, si es causante de agitación o malestar, frustra la estabilidad mental y, por tanto, la paz interior. Pero cuando la mente se absorbe y aquieta, la paz interior se manifiesta porque cesa la actividad mental egocéntrica (apego y odio, pasado y futuro) y surge una sensación de ser y estar sin condicionamientos psíquicos.

Decenas de técnicas hay en el yoga para concentrar y absorber la mente, suspendiendo así durante unos minutos las ideas y suprimiendo la caotizada actividad mental. Solo en un tratado, el Vijnana Bhairava Tantra, se muestran 112 técnicas para suspender el pensamiento y logar que la mente se arrobe, pues de ese arrobamiento se desprende un estado de fecunda y transformativa paz.

Y en las apacibles y fértiles aguas de ese océano de paz, se manifiesta un estado de consciencia plena, un sentimiento de iluminadora unidad. Ese sentimiento tiene un sabor inconfundible y revelador, porque es el del Uno-sin-dos.

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