Hay una meditación muy sencilla que puedes hacer en cualquier momento, en cualquier lugar e independientemente de lo que estés haciendo. En esencia, lo que consigue es traerte de vuelta al momento presente y liberarte de la tiranía del pensamiento.
Así es que, simplemente relaja tu conciencia de forma que sus límites se vuelvan menos densos. Sin esfuerzo alguno por conseguir nada, sin ninguna contracción de la mente. Es muy probable que poco a poco te vayas volviendo cada vez más intensamente consciente de tus pensamientos. Simplemente deja que pasen flotando, no los persigas ni intentes hacer que no aparezcan. Si tienes los ojos abiertos, entonces también serás consciente de lo que estés viendo, y puede que también de lo que oyes o lo que hueles. Una vez más, simplemente permite que todas estas sensaciones y todos estos pensamientos floten en tu conciencia y la atraviesen. Deja que tu conciencia se expanda hasta ser inmensa, vasta, ilimitada, abierta y libre como el cielo.
Cada vez que te des cuenta de que te has quedado fascinado por algo de lo que aparece en la pantalla de tu consciencia y sientas el impulso habitual de seguirlo con la mente, ¡DETENTE! Dedica un momento a ser consciente de la tendencia a perderte en el pensamiento. Y, a continuación, sencillamente relaja tu mente y permite una vez más que todo pase flotando por ella, como si fuese permeable. Es posible que te des cuenta de cómo todo aparece de la nada y luego desaparece nuevamente en la nada. Deja que tu conciencia repose aún más profundamente en esta nada, en este espacio vacío que hay entre los pensamientos. Haz que los límites de tu consciencia se ablanden, que pierdan su solidez, y descansa en la inmensidad del silencio que está más allá de todo pensamiento. Date cuenta de que el pensar no es más que una pequeñísima parte de todo ello. Sé consciente de lo infinito que es el silencio. Ábrete de par en par para dejar que todos los pensamientos pasen a través de ti. Percibe cómo los pensamientos pueden ir y venir, y, sin embargo, aquello en lo que aparecen sigue existiendo. En el eterno ahora de la conciencia silenciosa, la naturaleza esencial de este momento permanece intacta.
Esta conciencia abierta ―ilimitada y libre como el cielo― se encuentra disponible para ti en todo momento. Da igual lo que sea que estés haciendo. Lo importante es que recuerdes que ser es el telón de fondo en el que tiene lugar todo hacer. Cada vez que te veas a ti mismo perdiéndote en el pensamiento, preocupándote por lo que puede o no puede pasar en el futuro... ¡tan solo DETENTE! Tómate un momento para volver a enfocar la atención. Reposa profundamente en este momento y sintoniza nuevamente con el silencio infinito que está aquí presente, pues este momento es el único que existe, y el único que importa.