Nada en el mundo es más grande que el Ser. Toda nuestra alegría, toda nuestra inspiración y toda nuestra fuerza viene del Ser. De hecho, el Ser contiene todo lo que hay en el universo. Lo experimentarás cuando te vuelvas hacia dentro y lo veas en la meditación.
El "yo" puro
¿Qué es el Ser? Es la conciencia pura de "Yo soy", la conciencia original del "yo" que ha estado dentro de nosotros desde que vinimos a este mundo. Aunque este "yo" existe en una mujer, no es mujer. Aunque existe en un hombre, no es hombre. Este "yo" no tiene forma, color ni ningún otro atributo. Hemos superpuesto diferentes nociones encima de él, nociones como "Yo soy hombre", "Yo soy mujer", "Yo soy americano". Pero cuando las borramos todas, este "yo" no es más que pura Conciencia y es la Verdad suprema. Percibiendo este "yo", el gran Shankaracharya proclamó: aham bmhmásmi, "Yo soy el Absoluto". Percibiendo este "yo", el gran santo sufí Mansur Mastana dijo: anabhaq, "Yo soy Dios".
Este "yo" es el origen del mundo. Una semilla del baniano es diminuta y si la abres, no encontrarás nada dentro. Aun así, esta semilla contiene un árbol entero con sus raíces, ramas y hojas. Del mismo modo, el Ser es la semilla que contiene al universo entero. Todo está dentro del Ser y, por lo tanto, cuando conocemos al Ser, conocemos todo lo que puede conocerse. Por eso los sabios continuamente contemplan al Ser, meditan en el Ser y se absorben en el Ser.
El poder del Ser controla todo lo que hay en el cosmos y es el mismo poder que hace que todo funcione dentro de nosotros. Por la voluntad del Ser, la respiración entra y sale. Por la voluntad del Ser, la mente se mueve hacia los diferentes objetos. Porque el Ser existe, podemos hablar. Porque el Ser existe, podemos entender las palabras con las que nos dirigimos unos a otros. Pulsando dentro, el poder del Ser hace a los sentidos conscientes, capacita a los ojos para ver, a los oídos para oír y a las manos para asir. Solo porque el Ser existe dentro de nosotros, nos amamos unos a otros; solo a causa del Ser, nos encontramos unos a otros radiantes y bellos. En el momento en que el Ser lo abandona, el cuerpo queda sin valor y lo tiran.
El Ser es el verdadero Dios
Sin el conocimiento del Ser, ni siquiera la práctica de la religión nos llevará a Dios. Los grandes sabios dijeron que Dios no solo se encuentra en las mezquitas, templos o iglesias. Dios es el fundamento sin forma de todo. El Ser es el verdadero Dios, y es la base de todas las religiones y de todos los tipos de adoración.
Por mucho que adoremos a Dios, es el Ser que nos da el fruto de esta adoración, pues no importa lo que amemos en el exterior, la felicidad que obtenemos de ello viene del interior. Por eso, los conocedores de la Verdad abandonan todos los rituales y las religiones y adoran solo al Ser. Cuando sabemos que todo viene del Ser, nos damos cuenta de que no tiene sentido adorar a algo que no sea el Ser. Anteriormente, fui un gran adorador de Shiva. Siempre que iba a visitar a mi Guru, iba primero al templo de Shiva cercano a su áshram y allí hacía adoración bañando el lingam, una representación de la forma inmanifiesta de Dios. Un día, cuando fui a ver a mi Guru, me preguntó:
- "Oh, Muktananda, ¿dónde has estado?"
- "Adorando a Shiva", le dije.
- "¿Por qué adoras a Shiva en el exterior? -preguntó-. Shiva está dentro. Adórale ahí".
Un santo de la India cantó: "Oh, hombre, adoras un ídolo hecho de piedra y este ídolo es Dios para ti. La Conciencia está dentro de todas las cosas, así que si haces una imagen de Dios y la adoras, a causa de tus sentimientos alcanzarás algo. Pero Dios vive dentro de ti. Siendo éste el caso, si tú adoras a tu propio Ser, ¿no te convertirás en Dios?"
La naturaleza del Ser
El Ser es lo más sutil de todas las cosas sutiles. Es sumamente secreto y misterioso y no tiene nombre ni color ni forma. Aunque no tiene atributos, los sabios han descrito su naturaleza como satchidananda: existencia, conciencia y dicha absolutas.
Sat significa Verdad absoluta, la Verdad que existe en todos los lugares, en todas las cosas y en todos los tiempos. Si Eso no fuese omnipresente, no sería la Verdad; no tendría existencia absoluta. Por ejemplo, una silla que existe en Nueva York, no existe en Los Angeles. Existe ahora, pero no existió el año pasado. Así que esta silla no tiene existencia absoluta. Pero el Ser existe en el este, en el oeste, en el norte y en el sur. Existe en todos los países. Está aquí hoy, estaba aquí ayer y estará aquí mañana. El Ser no está limitado por ningún sitio, cosa ni tiempo. Los sabios del Shivaísmo de Cachemira preguntaron: "¿Qué tiempo hay en el que no exista Shiva? ¿Qué lugar hay en el que no exista Shiva? ¿Qué objeto hay en que no exista Shiva?" Dios, el Ser, existe en todos los sitios en Su plenitud. Estando presente en todas las cosas, Él está presente dentro de nosotros.
Chit es conciencia, que ilumina todas las cosas. Chit nos hace conscientes de todos los objetos exteriores así como de nuestros sentimientos interiores. Cuando estamos preocupados o infelices, la conciencia ilumina estos sentimientos y cuando sentimos dicha, la conciencia nos hace también conscientes de esto. Nos hace conscientes de que Dios existe dentro y, si pensamos que Dios no existe porque no Le hemos visto, también es chit que hace surgir este discernimiento. Chit ilumina lo que realmente existe en todos los lugares, cosas y tiempos. El Ser es chit y se ilumina a sí mismo así como a todo lo demás.
Ananda es dicha, y solo puede comprenderse después de que alcancemos Eso. La naturaleza del Ser como sat y chit se puede discutir, pero a la dicha del Ser hay que experimentarla en la meditación. Esta dicha es mucho más grande que la dicha que surge al ver una forma hermosa, al oír un sonido melodioso, al probar una comida deliciosa o al experimentar la suavidad del tacto. Los placeres nacidos de los sentidos dependen de los sentidos y si los objetos de placer desaparecen, la dicha también desaparece. Pero la dicha del Ser no depende de ningún factor externo. Es completamente independiente; surge espontáneamente desde dentro. Cuando la mente y el intelecto se acercan al Ser, son capaces de experimentar esta dicha. El gran ser Jnaneshwar Maharaj dijo: "El resplandor del Ser es siempre nuevo". La dicha del Ser se renueva a sí misma constantemente. A veces, cuando vagaba por la India, me encontraba con grandes seres que reían sin cesar y yo me preguntaba: "¿No se cansan nunca de reír?" Ahora entiendo por qué estaban siempre riendo. Sentían dicha y luego reían y, al momento siguiente, sentían una nueva clase de dicha, así que reían otra vez. Como su dicha era siempre nueva, seguían riendo y riendo. El que depende de los sentidos para sentir felicidad está constantemente buscando cosas nuevas que le satisfagan. Tiene que tener nuevos gustos, música nueva y nuevos amores. Pero ya que la dicha del Ser es siempre diferente, un yogui nunca se cansa de ella.
El Ser es nuestro amigo más querido. Existe dentro de nosotros en toda su plenitud, en el mismo corazón. Aunque el Ser está siempre con nosotros, es tan sutil que la mayoría de la gente no puede verle ni oírle. El Ser es el substrato sin forma de todo, es el fundamento de nuestras vidas. No podemos verle con nuestros ojos, ni podemos alcanzarle con el habla. La lengua puede hablar de él, pero la verdadera descripción de su naturaleza es el silencio. Al Ser no se le puede alcanzar por medio de la mente ni los sentidos. Pero cuando los instrumentos psíquicos interiores se purifican en la meditación, él se revela por sí solo. Por eso los sabios de la India ponen mucha énfasis en la meditación. En la Bhagavad Gita, el Señor le dice a Arjuna: dhyánen átmani pashyanti, "Al Ser se le ve en la meditación". Solo meditando tranquilamente podemos hacer que el Ser se manifieste ante nosotros.
El conocedor interior
Leí un poema en el que un gran ser dijo: "Oh, querido, escucha mis palabras. La sabiduría del Ser es muy fácil de alcanzar. Aun cuando una persona corriente mira hacia dentro en la meditación, verá la luz del Ser". El Ser es manifiesto; no está oculto. No podemos percibirle con nuestros sentidos normales porque el Ser mismo es el que percibe.
Una vez alguien le preguntó a un gran sabio: "¿Qué es el Ser?" El sabio respondió: "El Ser es el testigo de la mente". Dentro de nosotros hay un ser que observa todas las actividades de nuestras horas de vigilia. Por la noche, cuando vamos a dormir, este ser no duerme sino que se mantiene despierto y por la mañana nos informa de nuestros sueños. ¿Quién es este conocedor? La Katha Upanishad dice que el que percibe tanto el estado de sueño como el de vigilia es el Ser todo penetrante.
Cuando Rama le preguntó al sabio Vasishtha: "¡Cuál es la naturaleza del Ser?", Vasishtha explicó: "Oh, Rama, el Ser es aquél por el cual percibes y disciernes entre las formas, sabores, olores y las sensaciones del tacto. El Ser es aquél por el cual conoces el placer del contacto amoroso. Aquél por el cual conoces todas las cosas, oh, Rama, es el Ser, que es la Verdad suprema".
En el Shivaísmo de Cachemira, se dice que el Ser es prakasha y vimarsha. Estas palabras son muy significativas. Prakasha significa "luz" y, como prakasha, el Ser lo ilumina todo. Por ejemplo, si hay una olla de arcilla delante de nosotros, es el prakasha que hace que la olla se nos revele. Vimarsha significa "conocimiento" y es el poder de comprensión que nos hace conscientes de lo que es una cosa. Cuando el prakasha ilumina la olla, el vimarsha nos hace damos cuenta de que estamos viendo una olla hecha de arcilla. El prakasha y el vimarsha existen en todas las cosas, iluminando el mundo exterior así como el interior. Siendo tanto el prakasha como el vimarsha, el Ser ilumina la mente, el intelecto y todos los sentidos. En la Bhagavad Gita, el Señor Krishna le dice a Arjuna: sawendriyaguna bhasam sawendñyauivarjitam / asaktam sawabhrcchaan nirgunam gunabhoktr cha, "Eso resplandece a través de nuestros sentidos aunque no tiene sentidos. Soporta los sentidos aunque permanece aparte de ellos. Experimenta todas las cualidades de la naturaleza aunque permanece aparte de ellas". Cualquier cosa que suceda por dentro o por fuera, el Ser lo ve y lo sabe. Este Ser, esta Conciencia, es aquello que llega a conocerse a sí mismo mediante la meditación.
El regalo más extraordinario
Aun cuando el Ser está siempre con nosotros, el conocimiento del Ser es la facultad más rara y viene solo por la gracia de Dios. Conocer al Ser es eliminar todos nuestros sufrimientos y alcanzar la dicha más alta. Hasta que la mente se complazca fundiéndose con el Ser, se quemará constantemente en el fuego del apego y la aversión. Pero cuando alcanzamos al Ser, alcanzamos su felicidad supremamente libre, que el dolor del mundo no puede tocar nunca. Desde el seno de esta dicha, surge una fuente de néctar. ¿Cómo puede el que ha alcanzado esta dicha estar nunca hambriento ni sediento? ¿Cómo puede el que entiende a su propio Ser jamás sufrir por la miseria del mundo? Así pues, para tu propia felicidad, busca al Ser. Una vez que te des cuenta de la gloria del Ser, sabrás que no hay nada más grande.